21 d’oct. 2011

Aigüestortes i Estany de Sant Maurici

El Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y el territorio que lo contiene cuentan con una larga tradición de trabajos de investigación, estudios y ensayos, de los cuales recojo a continuación los más relevantes para las cosas que a mi últimamente me interesan (ya sabéis, montañas, pastos y pastoras).

En primer lugar encontramos los trabajos sobre cultura popular pirenaica, que toman especial importancia durante el periodo de nacionalismo romántico de finales del siglo XIX y el arranque de las grandes migraciones del campo a la ciudad con la industrialización. Los folkloristas pioneros como el padre Joan Alcover, que desarrolló estudios en los valles de Àneu durante las primeras décadas del siglo XX (Proa editó su Dietari de l'excursió filològica, de 1906), dieron paso a trabajos etnográficos, históricos y geográficos de las sociedades pastoriles trashumantes de la zona del Pallars (R. Violant Simorra), la Alta Ribagorça y, en general, el Pirineo catalán (J. Vilà Valentí). Algunos de estos estudios han remarcado que la ganadería y la trashumancia no deben ser vistos como sectores inmutables, autárquicos o aislados, sino como una actividad económica adaptativa que modifica en pocos años el manejo del ganado, la orientación productiva, la organización de las explotaciones y los mercados de abastecimiento y de salida de la producción (podéis leer este trabajo de Ros en Estudis d'Història Agrària, por ejemplo).


Podéis echar un vistazo a la revista Àrnica, del Consell Cultural de les Valls d'Àneu.
Otras investigaciones antropológicas se han ocupado de un aspecto clave para todo esto que a mi tanto me interesa, como es la gestión comunal por estratos o pisos de vegetación que las familias del valle de Aran llevaban a cabo para aprovechar los recursos locales de campos, prados de siega, bosques y pastos de altura (está muy bien explicado en un libro de Roigé y colegas del que os hablé en este post). También destacan las investigaciones etnobotánicas realizadas en la comarca del Pallars, que recopilan los nombres populares de las plantas o investigan el conocimiento y las tradiciones relacionadas con la conservación in situ de variedades locales.

En segundo lugar, los trabajos en ecología de prados y pastos analizan la integración de la cultura pastoril en los ecosistemas de montaña y muestran que la riqueza de especies vegetales es un compendio de las condiciones ecológicas –especialmente de ladera y fondo de valle– y de las técnicas de producción semiextensivas, basadas en el uso de varias unidades territoriales de gestión y en una estrecha combinación de parcelas de propiedad privada y superficies comunales (cito trabajos de Montserrat y de Fillat, claro). En tercer lugar, la geografía humana es el marco de gran parte de los estudios sobre la evolución del paisaje en las comarcas pirenaicas, entre las cuales figuran el Pallars Sobirà, y que remarcan la necesidad de estudiarlo de forma holística a través de la integración de distintas disciplinas de las ciencias naturales y las ciencias sociales.

Por último, existen trabajos abundantes de seguimiento de los efectos del cambio global. Entre ellos hay que mencionar el nodo Aigüestortes de la Red Española de Investigación Ecológica a Largo Plazo, el cual agrupa a equipos de varias instituciones y cuenta con siete líneas de investigación: contaminación atmosférica, cantidad y calidad de las aguas de ríos y lagos, reconstrucción paleoambiental, cuantificación de los flujos de carbono, evolución de los usos del suelo y cambios en la cubierta vegetal, cambios en la distribución de especies, poblaciones y comunidades, y cambios funcionales y fenológicos en organismos (leed este artículo en la revista Ecosistemas). Estos trabajos, especialmente los que monitorean especies y ecotonos sensibles a los cambios, como plantas de neveros y turberas, ropalóceros o el propio límite altitudinal de los árboles, proporcionan una información valiosa para conocer las manifestaciones y el alcance del cambio global en los socioecosistemas del Parque Nacional.

Los estudios que incorporan la perspectiva socioecológica, multiescalar y de investigación-acción son aun escasos, aunque recientemente han aparecido algunos trabajos que muestran la utilidad del marco de análisis de la ecología política para comprender la gran transformación que están experimentando los Pirineos. Sus bosques, valles, agua, animales y paisajes les convierten en una región abundante en recursos naturales, por el control y uso de los cuales diferentes grupos sociales –tanto locales como externos– rivalizan o se alían constantemente, en un proceso que afecta a su ecología (aquí cito bastante textualmente este trabajo editado por Vaccaro y Beltran). Por ello, argumentan estos autores, la identificación de los actores sociales involucrados permite incorporar y clarificar las condiciones sociales que envuelven los cambios ecológicos. Estamos frente a un proceso de reorganización socioecológica que sigue a cambios tan importantes como la migración de población a las ciudades con la primera fase de industrialización desde finales del siglo XIX, el abandono de las formas tradicionales de producción agropastoral y la llegada masiva de turistas de nieve o naturaleza –junto con estaciones de esquí y segundas residencias– a partir de la década de 1970 (esto está en las páginas 7 y 8).

Un proceso en que no solo está en disputa la propia noción de la ruralidad, sino también las formas de reorganización socioecológica de la montaña frente a la nueva situación pospetróleo.

¿Y por qué cuelgo este rollo?, te preguntarás. Yo también me lo pregunto.