(del debate en la lista de correo de economía ecológica de Bcn, 23/10)
Buenas,
Me gustaría añadir algunas reflexiones más.
Creo que es muy importante el esfuerzo para diferenciar nuestros
discursos de los derechistas en ambas posiciones del debate
(independentistas y unionistas). Sabemos que con nuestros
adversarios políticos hay elementos discursivos comunes y otros
discrepantes. Hay que manejar bien esta articulación para evitar
confusiones o lo que es peor, ser subsumidos. La movilización y
emergencia de una izquierda independentista anti-capitalista creo
que muestra el antagonismo radical con una parte de las elites
catalanas con las que nos toca aliarnos momentáneamente para lograr
la independencia. En el proceso constituyente que imaginamos ellas
serán nuestras antagonistas, y es en ese sentido que hay que
entender la posición del antropólogo Delgado cuando dice que la
independencia puede y debe dar paso al desmantelamiento del sistema
capitalista. Las ideas de Andreu Nin, líder del POUM también
mencionado en los correos, resuenan claramente aquí, aunque
provienen de otra época. La alianza momentánea con los adversarios
genera contradicciones contínuas que en realidad son parte inherente
de cualquier proceso político, ya que son la base de la
transformación de identidades políticas a través de un diálogo con
el adversario, hacia re-síntesis contínuas de visiones antagónicas.
La literaria relación entre David Fernández y Artur Mas me sirve
para ilustrar - de una forma caricaturizada - lo que quiero decir.
En este sentido, me gustaría mucho escuchar y entender cuáles son
los elementos discursivos que diferencian las posiciones unionistas
de izquierdas con las de Rajoy. No tengo ninguna duda de que los
hay. Me gustaría mucho conocer las opiniones y las diagnosis
críticas desde posiciones unionistas - e incluso favorables a la
prohibición de la consulta - de izquierdas sobre, por ejemplo, el
proceso histórico de construcción del estado español, la unidad de
España - qué significa para vosotr@s? - así como qué formas de
encaje de la diversidad de pueblos ibéricos y qué formas de
organización políticoeconómica propondríais para un estado español
sin secesión regional.
Una de mis críticas al discurso unionista es que mezcla dos cosas
distintas. Una es la indisoluble unidad de lo humano, el sentimiento
de solidaridad fraternal o entre pueblos. Y la otra es la
(re)configuración histórica de comunidades políticas, entendidas
como colectividades a diferentes escalas que se dotan de normas para
la organización de una vida social en común. Lógicamente en la
articulación de comunidades políticas intervienen varios factores y
se movilizan varios recursos, entre ellos el identitario, ya sea en
procesos más o menos democráticos o deliberativos o bien de forma
impuesta desde estados totalizadores. A su vez los cambios políticos
- secesiones, colonizaciones, autonomización - pueden mejorar o
agravar las relaciones interculturales. En la historia mundial hay
ejemplos para todo, como se ha dicho en varios correos (desde los
Hutus y Tutsis hasta las independencias bálticas). Creo que es
importante diferenciar estas dos cosas y entender como se
interrelacionan históricamente.
Un esfuerzo por aclarar esto creo podría contribuir a evitar que
comunistas de visión unionista se planteen votar a partidos de la
derecha española. Aunque también hay que tener en cuenta que estos
recorridos ideológicos no son algo nuevo del proceso actual. Pensad
por ejemplo en Federico Jiménez Losantos, militante antifranquista
comunista que ahora forma parte del lobby mediático
ultra-españolista-conservador (donde seguro influyó el secuestro que
sufrió a manos de la organización independentista armada Terra
Lliure). O Pío Moa, militante del grupo armado de izquierda radical
GRAPO, que más tarde se convirtió al revisionismo franquista de la
historia de España del siglo XX. O, sin ser un caso tan extremo,
Josep Piqué, el que fuera militante del PSUC y acabara siendo jefe
del PP catalán y ministro español de industria por el PP. Pero creo
que lo que he apuntado más arriba enriquecería el debate y,
sobretodo, evitaría algo que está haciendo mucho daño a las
legítimas posiciones unionistas, esto es, la creciente convergencia,
coincidencia y encuentro con la extrema derecha españolista tanto en
escenarios físicos (las manifestaciones unionistas del Día de la
Hispanidad, donde acuden líderes y militantes del PP, Ciutadans,
Plataforma per Catalunya y los neofascistas del Casal Tramuntana)
como en elementos simbólicos (la bandera y el himno españoles). Digo
esto desde un respeto absoluto a la legitimidad de las opciones
democráticas contrarias a la independencia, y desde mi compromiso a
garantizar la existencia de espacios de expresión y representación
política para ellas. En este sentido, un partido como Ciutadans me
parece más sano que el PP porque no está afectado por el cáncer de
la corrupción y (quizás) tiene un cierto compromiso con la
renovación políticodemocrática.
Respecto a la relación entre lo cultural y lo político, en la
discusión previa se han reportado diversidad de experiencias
vividas. Pero hay varias evidencias que apuntan a que esto no se
trata de un enfrentamiento étnico. Primero porque las comunidades
catalanoparlantes y castellanoparlantes están muy entremezcladas
(considerable % de matrimonios y familias mixtos desde hace por lo
menos un siglo). Segundo, porque la reivindicación independentista
incorpora elementos que van más allá de lo puramente identitario
catalán, básicamente entorno a la ilusión de crear un nuevo estado
de cosas. Aquí me parece especialmente elocuente la asociación de
independentistas castellanoparlantes Súmate, que lucha por un país
donde quepan todas las identitades que forman el pueblo. La tesis
del pensamiento único me parece un sin sentido, ya que olvida que a
la propaganda del gobierno catalán, TV3 y periódicos
independentistas (a veces excesiva incluso para un independentista
como yo) está compensada por la propaganda del gobierno español, que
llega desde varias televisiones de alcance estatal y desde los
periódicos unionistas, algunos de ellos, como el influyente El País,
con edición en Cataluña. Creo que esto debería ser tenido en cuenta
en un análisis riguroso de la realidad. Lo dicho no pretende quitar
importancia a la necesidad de encontrar formas de organización y
control del poder político y social que eviten discriminaciones de
todo tipo. A parte de lo que ya se ha dicho en la lista, un tema que
hay que abordar es el (mal)trato reportado por la gente de las
Terres de l'Ebre respecto un excesivo centralismo barcelonés en
temas energéticos, territoriales y culturales.
Por último, añadir algo que para mi es evidente pero no está de más
remarcarlo a la vista de algunas preocupaciones surgidas en el
debate. Las izquierdas secesionistas del país luchan por un estado
en que la condición de ciudadanía, el acceso a servicios públicos y
los derechos humanos estén totalmente garantizados con independencia
del origen, la identidad, la visión política y el nivel de ingresos
de las personas. Todas las personas que viven o vivirán aquí serán
ciudadanos de pleno derecho.
Saludos,
Iago